Sunday 8 August 2010

¡Cuánto poder!

"Cuando veo a un niño veo la voluntad de poder" Friedrich W. Nietzsche

Cierro los ojos y emergen los colores nítidos e intensos con que un niño percibe el mundo exterior. Veo todo sin preocupación y de una manera muy parecida a mi mundo interior. Puede que en la escena haya figuras infantiles –simples y con colores primarios-, pintadas sobre el paredón blanco que da a la plaza de mi pueblo, aquella en que los niños de las dos escuelas nos encontramos a jugar todas las tardes.

Pocas cosas deben evocar más a la vida que estos espacios repletos de voces de niños, esas voces que hablan todas a la vez (como pasa en los recreos del jardín de infantes), espacios entremezclados con gorjeos y trinos de los más vivaces pajarillos. Parece como si los ruidos del mundo adulto (conversaciones sobre política y deportes, ladridos de las mascotas, autos que circulan e inclusive el último hit que pasan en radio) se escucharan desde un más allá, desde un plano poco importante para mis intereses. Esta sinfonía desordenada solo podrá ser interrumpida por mis padres, cuando ellos nos llamen a mí y a mi hermana para emprender el regreso a casa.

¡Cuánta diversión! Me siento tan cómodo con esta remera de algodón, bermudas verdes y estas zapatillas negras, que no tienen más que sofisticación necesaria para correr de juego a juego, del tobogán al sube-y-baja, y de allí a la hamaca, muy cerca de nuestras bicicletas. Mi hermana viste buzo verde, pantalón azul y zapatillas rojas. Lleva el cabello recogido en dos trenzas y, al igual que yo, no tiene otra preocupación que hamacarse hasta tocar el cielo. ¡Cuánto poder! ¡Esto es libertad! Fuera de toda esa determinación de tiempo y espacio que parece llevar marchando a los adultos como si fueran soldados desfilando. Solo importa la suspensión de mi pensamiento, de mi atención y de esa concentración que debo utilizar cuando estoy en la escuela, sentado en mi pupitre marrón, escuchando a la señorita Elda que nos habla con su voz de algodón y sonríe iluminando cada una de sus enseñanzas. Ella es mi señorita maestra, la misma que en la tele que enseña a sus "palomitas blancas" entre recreo y recreo.

Pero volvamos a la hamaca. No importa qué hora es. Los recuerdos pueden ir y venir, lo importante es que siempre serán de cosas recientes. Son tan desprovistos de pensamientos que parecen aquellos juguetes que más supe querer, por ser, precisamente, los que más secretos míos han guardado. Si me piden que me acuerde de algo, seguramente será de juegos con mis amigos. Ni siquiera recordaré quién ganó y fue premiado, o quién perdió y tuvo que pagar la prenda. Lo que más importa es jugar, porque jugar es ejercer el juego, y porque ejercer las cosas es la mejor forma de sentirme vivo ¡Cuánto poder!

Mientras me hamaco escucho una canción simple, de esas que no debe tener más de dos o tres tonos, pero que me viene desde algún recuerdo fuerte ¿Un recuerdo de antes o un recuerdo de después? No importa el origen, hasta la pregunta parece no tener sentido ¿Y qué importa el sentido? Lo que importa es que está y se escucha. Mi hermana parece hablarme, debe ser que ya es su turno de ser hamacada. Yo tarareo la canción y sigo en lo mío. La canción dice: "Voy en una sola dirección, la del viento en mi corazón, aquí en la hamaca (hamaca, hamaca, en la hamaca).. Los recuerdos vienen y se van, sólo quedan esos que me dan sentimientos parecidos al movimiento que solo consigo aquí en la hamaca (hamaca, hamaca, en la hamaca)".

Es una canción preciosa. Ahora me parece sentir que mi hermana también la está cantando. Parece como si todo hubiera quedado suspendido de sentido, pero eterno de duración, y que hubiera quedado todo preparado para que la canción siga su curso hasta llegar al primer plano de esta escena y lograr que comencemos todos a cantarla ¡Cuánto poder! ¡No puedo creer que todos los niños la estén cantando!

Creo que nunca voy a olvidarla, sobre todo en este momento que abro los ojos y me veo mucho más grande, urbano, adulto y sofisticado que el niño que se hamacaba en la plaza del pueblo.

Entonces sonrío mientras pienso: "La pucha, qué poder el de ser niño".

F.M

Hamacandose[3]

Nota: Las escenas y personajes son reales de mi pueblo. Y la canción "La hamaca" puede ser escuchada en el disco "Logo" (2007) de un tal Kevin Johansen.

Friday 6 August 2010

Sobre “hacer radio” en contextos de glocalización

Esta entrada está dedicada a todas aquellas personas que aún se estremecen ante la magia de la radio. Es que muchos de nosotros, aunque vivamos en tiempos en que la imagen ha ganado predominio absoluto por sobre la palabra y el texto, aún seguimos escuchando un programa, un micro de noticias, un spot comercial o una entrevista desde nuestros hogares y/o trabajos. Pero ¿qué es lo que tiene la radio como para ser una práctica que nunca ha caído derrotada en plena evolución de las tecnologías de la comunicación? 

En primer lugar, y desde la perspectiva del que está del lado del estudio de emisión, la radio anula la imagen de los interlocutores y eso hace que no haya que, por ejemplo, hacer grandes producciones estéticas (a excepción de programas que salen al aire vía duplex). No es que los entornos donde priman los diseños estéticos y espaciales sean más frívolos, pero sí hay algo del orden de la espontaneidad que se gana en radio por sobre la TV. Y si bien es cierto que un conductor de TV tiene un apuntador que le va acercando mensajes en carteles escritos con letras grandes, él debe tener la habilidad de poder leer sin que eso quede demasiado evidente al telespectador. En cambio, el conductor de radio puede tener sobre su mesa todos los papeles y en el grado orden/desorden que él esté acostumbrado a trabajar.

Se dice que en contextos de primacía de la imagen se tiende a achicar el espacio para proyectar contenidos imaginarios. Digamos, la relación entre las palabras y las cosas recorre ligazones simbólicas propias del lenguaje que se esté hablando (o escribiendo), y la imaginación del lector funcionará como mediadora entre significado y sentido. Aquellos que tienen el hábito de leer libros saben muy bien que una novela bien escrita dispara inevitablemente el trabajo de la imaginación, aunque muchas palabras que se utilizan tengan significados biunívocos. Este modo de funcionar la imaginación no es propio ni del radioescucha ni del telespectador, pero sí del lector de periódicos, libros, revistas, gacetillas, etc.

Ahora bien ¿cómo sería que funciona la imaginación en una comunicación como la que se da en TV? Aquí tenemos que agregar una dimensión que es decisiva: la gestualidad, que opera como uno de los principales factores de significación (fundamentalmente en casos de diálogos o debates). Hay varios programas de TV basados en este tipo de comunicación; sin embargo, eso de que “el tiempo es tirano” termina condicionando las comunicaciones. De todos modos, ésa era una excepción porque en las comunicaciones basadas en la imagen termina siendo más decisivo el “fondo” que la “figura”.

Finalmente, y a ésto quería llegar, en el caso de las comunicaciones basadas en lenguaje verbal (como las que se dan vía éter) sólo hay palabras, acordes musicales, onomatopeyas y otras formas de sonidos que, quienes hacen radio, deben poder crear combinaciones que sean cada vez más novedosas e inquietantes para las personas que están del otro lado del receptor, escuchando. ¿Qué significa “novedosas e inquietantes”? Pues que sabiendo que aquí ya no hay ni ligazones biunívocas ni gestualidad, queda un espacio de intersubjetividad mucho más amplio para ser llenado con la imaginación tanto de conductores como de oyentes. Y aquí radica el punto nodal de “la magia de hacer radio”.

Queda otra dimensión y es, precisamente, la del contexto glocal. Este tipo de contexto aporta elementos desde lo más local hasta lo más global, de modo que es esperable que, en comunidades con fuertes lazos sociales, la radio tenga mayor incidencia comunitaria que en ciudades más insertas en la gran orquesta global. En el primer caso, la radio es un contribuyente decisivo a la práctica cotidiana de construcción identitaria de la comunidad en tanto aporta componente local, mientras que en el otro caso, se tiende a contribuir componente global e hibridación a esas construcciones. Conozco ejemplos de ambos casos y puedo asegurar que ambos funcionan, de modo que la tarea de “selección de contenidos” comienza a ser clave en la misión de cada radio que suena en el éter (o se difunde a través de la Internet). 

Una de las tendencias que justamente se inaugura a partir del papel relevante que tiene la instancia de “selección de contenidos” es el de abrir el juego a otros actores. Se trata de “pensar globalmente y actuar localmente”; de incorporar el criterio participativo a través del cual los propios actores sean quienes escriben o narran los relatos, las crónicas, las noticias y las significaciones que de ellas hace la comunidad local pero incorporando componentes globales. Esto supone un rescate de lo glocal como contexto desde el que se asigna significado a un evento y una práctica de la ciudadanía y convertirse ipso facto en protagonista de su propia narrrativa. Por ejemplo, el “periodismo social” o “periodismo ciudadano” se caracteriza por descentralizar el foco no sólo de la noticia sino también el de la fuente. Será cuestión de grados qué tan desregulado sea este sistema de producción de noticias –algunos estarán más descentrados que otros-, desplazando el rol del periodista más al de un facilitador que el de un interpretante de las noticias.

En todo caso, no podemos negar que casi concluyendo la primera década del siglo XXI estamos asistiendo a tiempos de transición hasta en el modo de “hacer radio”, en el modo de hacer noticias, en el modo de comunicarnos, en el modo de construir identidades sociales y en el modo de insertar nuestras comunidades en la gran orquesta global.

F.M

Radio[3]

Monday 19 July 2010

Un amigo es…

Este fin de semana, anticipando la llegada del día del amigo, comencé a preguntarme lo que todos alguna vez nos hemos preguntado: ¿Qué es la amistad? ¿Cuándo hay amistad? ¿Los amigos se eligen? ¿Hay mejores amigos y de los otros? ¿Existe la amistad entre el hombre y la mujer? Más allá de la falta de originalidad de estas preguntas, lo que intenté hacer es, al menos, un acercamiento que sea diferente en el modo de intentar responderlas. Lo primero que hice, entonces, fue hacer búsquedas de texto e imagen en la Internet para extraer algunas "muestras" que me permitieran abducir lo que es un amigo a nivel del imaginario social. Luego, hice búsquedas relacionadas con objetos y experiencias que a mí particularmente me remitieran a la amistad.

¿Y qué se puede decir que encontré? Tapas de películas y/o de series de TV; canciones; quizás algún libro; un par de cuadros; una fragata; postales varias y poemas de todo tipo (eso sí; muchos poemas). Las imágenes que extraje van desde las más reales hasta las más abstractas -esto es, desde fotografías publicadas en blogs personales y redes sociales hasta imágenes relacionadas con campañas que han sido difundidas en los medios de comunicación promocionando la amistad-. Pero claro, todos estos contenidos son más explícitos -siempre aparece la palabra "amistad es", "tu amistad significa", "eres mi amigo", "gracias por tu amistad", etc.-; es decir, tienen un sentido muy lineal y no van más allá de plantear a la amistad como parte de las relaciones humanas.

Pero eso no es todo; también hay imágenes en las que aparecen seres del reino animal y hasta del reino vegetal (o interacción entre animales y vegetales). Y si bien es cierto que no todos aceptarían que una relación de simbiosis entre dos seres del reino animal implica amistad -o argüir que es parsimonioso de nuestra parte atribuir que los animales se desempeñan con sentidos compartidos-, me pareció razonable extraer preguntas como: ¿La amistad es un tipo de relación entre individuos que comparten códigos? ¿Esos individuos pueden ser solamente personas? ¿La amistad tiene una función adaptativa-básica y de supervivencia o más bien una función expansiva-compleja y trascendental?

Termino este post agregando cuatro afirmaciones. (1) a grandes preguntas corresponden respuestas que rescatan las pequeñas grandes cosas de la vida (un gesto, una acción, una mirada y/o una mano dicen más que mil palabras); (2) vale el sentido, mucho más que la palabra (en algunos de nosotros, por ejemplo, la imagen de animales en una relación de simbiosis podría evocar nuestro significado personal de la amistad y, si para nosotros eso tiene sentido, en cierta medida eso ya es más que suficiente). (3) si aceptamos que la amistad es una forma de relación entre las personas, entonces lo que deberíamos buscar es lo que la hace diferente de otras relaciones (con nuestros padres, nuestros hijos, nuestras parejas, nuestros compañeros de trabajo, nuestros compañeros de ocio, nuestros colegas, nuestros amantes, etc.); y (4) la amistad está más del lado de la experiencia (de la experimentación) que del lado de las nominaciones; está más del lado de las emociones que de los pensamientos; más del lado de la poesía que de las teorías filosóficas o científicas.

Es que la amistad es eso que hace que cuando te propones pensar en las personas que dan sentido a algún aspecto de tu vida.. ellas aparecen solitas, flotando en nuestro pensamiento, moviendo nuestras emociones, arrancándonos una sonrisa, un abrazo, una anécdota, una reminiscencia, un recuerdo, un pedazo de lo que somos.. en fin.. un cacho de nuestras vidas.

Y es entonces que uno se da cuenta que, a partir de ese momento,... las palabras sobran.

F.M.    

Wednesday 19 May 2010

El duende de tu son, che bandoneón...

Hoy 19 de mayo se cumplen 35 años de la partida de Aníbal Carmelo Troilo. Bautizado con el mismo nombre de su padre, fue éste quien de purrete comenzó a llamarlo "Pichuco" (como llegamos a conocerlo los tangueros). Porteño de ley, gran amante de su barrio El Abasto, del cual nunca se alejó demasiado, Pichuco" fue un ejemplo de humildad, pasión y constante superación. Lo conocemos por sus intensas y emotivas ejecuciones, tocando fueye con los ojos cerrados, precisamente porque él decía que hay que saber el repertorio de memoria para no tener que leer cuando se toca, así se puede volcar toda la emoción en la ejecución.
Habiendo tocado con los mejores del país, nunca dejó de ser respetuoso y generoso: "Pichuco" apoyaba a quienes recién empezaban. Muchos lo recuerdan por ese primer gran apoyo desinteresado, al momento de haber dado los primeros pasos.
Entre sus grandiosas piezas encontramos aquellas que compuso con Homero Manzi: "Sur", "Che Bandoneón", "Barrio de tango". Clásicos del repertorio tanguero argentino. Luego, una de las piezas más magistrales compuesta en homenaje a la partida de su gran amigo el poeta ya nombrado Homero Manzi: "Responso". Luego, también "Discepolín" junto a R. Berón, "Garúa", “María", "Mi tango triste" y muchas otras más.
Por eso hoy es un buen día para volver a decir que "Pichuco" Troilo, "Aníbal", el "Gordo triste", es, fue y será "el bandoneón mayor de Buenos Aires".

F.M.

 Troilo_y_sus_tangos

Nota: Adjunto una hermosa pieza de la artista plástica Lilia Berriolo, oriunda ella de Marcos Paz (Argentina), titulada: "Troilo y sus tangos”.

Thursday 27 August 2009

Señores, me gusta el tango

Señores, me gusta el tango…

Porque es una mezcla milagrosa, como solía decir Discepolín, de emociones que sentimos por el sólo hecho de estar vivos. Escrito en papiros de nostalgia y cifrado en clave de arrabal, su tempo ha variado tanto como el los latidos del corazón. Algunos tópicos tratados: la descripción de paisajes marginales, rutinas de trabajo, prácticas cotidianas, estilos de vida, la noche porteña, el juego, las trampas, la madre, los amores, el barrio y el cafetín. En síntesis, poesía lunfarda con perspectiva existencial. 

Dicen que los primeros tangos eran mucho más rápidos y que se tocaban en los lugares más variados con guitarras y flautas. Además, sus letras eran mucho más irónicas que las posteriores. La picardía en el tango se puede ver en títulos tan crudos como "La cara de la luna", "Qué polvo con tanto viento", "El fierrazo", "Colgate del aeroplano" y otros más fuertes que no citaré por censura propia. Pero que los hay, los hay…

Y no es para menos. Uno de los lugares en que más solía escucharse tango era el de los burdeles. Argentina no es sólo un crisol de razas, sino también de paisajes, climas, culturas y emociones. Los europeos de la generación del ‘80 solían lanzarse solos a la mar para, una vez llegados a tierra americana, trabajar preparando las condiciones para que el resto de sus familiares pudieran venir. En ese lapso de "soledad", los burdeles solían funcionar como lugares de encuentro de estos trabajadores, donde se compartía no sólo un sándwich, sino además recuerdos, expectativas y tangos tocados por orquestas ad-hoc mientras se esperaba por el “turno de placer”.

El tango tiene tantas fuentes de origen como sentidos. No sólo creció en los burdeles, sino también en el ejército con las tropas del General Arredondo, promediando el siglo XIX, en plena campaña por la guerra de la triple alianza. Allí y entonces, las noches de fogón solían acompañarse con cantos dedicados a las lejanas damas proveedoras de placeres non-sanctus que frecuentaban los burdeles. En la otra punta de la pirámide social, el yerno de Julio A. Roca (que ahora no me viene el nombre) era un muchacho bien-caté que solía frecuentar lugares donde se bailaba tango. Él utilizó sus influencias para que el tango llegara por primera vez al teatro de la gran ciudad, y en donde las personas de los altos sectores sociales pudieron verlo y despojarse de prejuicios xenofóbicos, dejarse seducir por la canción e incorporar ganas de querer bailarlo.  Corrían los primeros años del siglo XX.

Lo que de canyengue tiene el tango es el modo de caminar compadrito, propio de los varones de comienzos del siglo XX. Los músicos de la primera época tocaban "de oído" y por eso cuesta encontrar grabaciones o partituras de aquellas primeras piezas. Se sabe que era muy difícil que tocaran de manera igual una misma canción, precisamente por el factor improvisación. Al mismo tiempo, hay varios casos de exponentes que se dedicaban al boxeo (el más conocido es el del Tigre Arolas). Las diferencias en el mundo del hampa se arreglaban física y violentamente, y no cualquiera se permitía caminar con pecho erguido, con paso marcado y hablar con fraseo canchero. Ni qué hablar de mirar a una dama equivocada -que otro había mirado antes-, o “bailarla”, porque las discusiones terminaban en la calle a poncho y facón. Hasta en sus momentos de máximo apogeo, el propio Carlos Gardel tuvo momentos incómodos. Pero por sobre todo ello, las primeras descripciones de Borges ilustran magistralmente estas situaciones situaciones del suburbio y sus personajes (podría comenzarse por Jacinto Chiclana).

Con el correr de los años, los músicos dejaron de "orejear" (un gran acierto de mi admirado Juan Carlos Cobián) y se pusieron a estudiar música para componer y ejecutar. A muchos llegamos a conocerlos hoy en día como los grandes de la Guardia Vieja. Van por orden alfabético: A. Arolas, A. Bardi, J. C. Cobián y el cierre de la serie para Julio de Caro que, en realidad, es a quien la historia marca como punto de inflexión a lo que después pasó a llamarse la Escuela Decareana (como sucesora de la Guardia Vieja). Astor Piazzolla interpretó muchas de las producciones de este genial músico –de Julio De Caro- y una manera de comenzar a explorar este recorrido es escuchar su pieza "Decarísimo".

Y, precisamente hablando de los años de primera guerra mundial, nuestro querido Carlos Gardel, uno de los grandes cantores nacionales del momento que interpretaba canciones populares con José Razzano, pone por primera vez su voz única a "Mi noche triste", una canción que había sido escrita por Pascual Contursi, inaugurando de este modo el tango-canción y la concepción de la voz como un instrumento más de la orquesta típica. Lo de Gardel es tan genial que no sólo pasa por el éxito musical en el campo del tango, sino también por el cinematográfico nacional e internacional, los viajes y las actuaciones difundiendo el género por Europa, América Latina y el Caribe. Fallece trágicamente un 24 de junio de 1935 en Medellín (Colombia), tras un accidente en el avión que lo transportaba, y todo un país y un mundo vive el luto de una manera tan intensa que llegan a taparse otros hechos importantes que acontecían a nivel político en nuestra década perdida.

Los '30s y los '40s trajeron nuevos exponentes, nuevas orquestas y un aumento considerable de canales de difusión. Aparecen las grandes orquestas típicas (en los '20s la más grandiosa había sido la de Julio de Caro, anque la de Francisco Canaro y las guitarras de Ignacio Corsini) y también se consolidan los grandes bailes familiares junto al jazz, el fox-trot y los paso-dobles ¿Quién alguna vez no se ha encontrado con eso de los "códigos" del tango? Se "cabecea" a la dama con un gesto picaresco señalando a la pista para indicar la intención de bailar; las parejas giran por la pista en sentido diferente al de las agujas del reloj; los que más saben bailan del lado de adentro, etc. ¿Las grandes orquestas? Los seguidores de la escuela decareana admiraban a Juan Carlos Pugliese; en el otro extremo, el de menos complejidades musicales pero más dibujos marcados, teníamos al rey del compás Juan D' Arienzo (sucesor de la línea de Francisco Canaro). La orquesta de Pedrito Laurenz ya hacía de las suyas (tremendo bandoneonista que había debutado en la de Julio de Caro allá por los '20s). La orquesta de Aníbal Troilo aparece en estas épocas para hacer una de las carreras más sólidas de la historia del tango. Mi orquesta admirada de Alfredo De Ángelis. Fueron también los primeros años del maestro marplatense Astor Piazzolla. Mi abuela solía cantar algunos tangos, pero mi tía-abuela era una genia de las pistas. Es el día de hoy que mis tíos me siguen contando sobre héroes y heroínas de aquellos años dorados.

También es la generación de nuevos poetas como José María Contursi, Homero Manzi y Homero Expósito, entre muchísimos otros brillantes. Daba la sensación que el tango estaba en su máximo esplendor, tanto en términos musicales como en impacto popular. A nivel social, durante el primer gobierno de Perón el lunfa fue censurado de modo tal que algunas letras debieron ser cambiadas. El peronismo como fenómeno social de Argentina también tiene su capítulo de relaciones con el tango: más allá de la censura del lenguaje lunfardo, la comunidad de poetas y músicos tangueros se quebró en diferencias llegando a situaciones extremas como la detención del maestro Osvaldo Pugliese (un gesto único de “al maestro con cariño”: cuando él estaba detenido, su orquesta tocaba con el piano pero sin pianista, sólo con un rosa sobre la tapa del instrumento) y, del otro extremo, Enrique Santos Discépolo llegando a crear un personaje mediático llamado "Mordisquito" en el que difundía la obra del controvertido general.

El otro canal por el que tanto se difundía el mundo del tango era la radio. Las orquestas solían hacer la presentación de sus nuevos trabajos en vivo y, en algunos casos, hasta se aprovechaban los instrumentos para musicalizar los radioteatros de la tarde. Radio Nacional, Radio Belgrano y El Mundo quizás eran las más escuchadas. El asunto era poder escuchar en radio "tocar" las canciones nuevas para después ir al baile del club del barrio conociéndolas de antemano.

Los 50s dejaron nuevas experiencias y, combinado en el surgimiento de otras formas de comunicación y culturales, el tango comenzó a ser eclipsado. Entre ellos, la llegada triunfal del cine con todo un mundo glamoroso que había desplazado su centro de actividades al oeste norteamericano (Hollywood), el impacto cultural de la revolución del rock and roll estilo Elvis Presley o Jerry Lee Louis, los gobiernos autoritarios en nuestros países, etc. El tango comienza a apagar su esplendor. Quizás de lo más recordable de la década sea es el acercamiento de Astor Piazzolla a Horacio Ferrer para comenzar una obra que años más tarde fructificaría cambios decisivos en el mundo del tango. Sobre fines de los '50s, y ya bien entrados los '60s, se produce la llegada de la obra de mi admirada Eladia Blazquez.

En los '60s el tango era "cosa de grasas" en el sentido que, casi totalmente abandonado, había sido replegado nuevamente a espacios marginales de atención pública. Sin embargo, eso no implicó su final. Leopoldo Federico con Julio Sosa quizás hayan sido de lo más buscado, Edmundo Rivero que ya llevaba casi 30 años de carrera entre periodismo y difusión cultural del tango y las orquestas consolidadas de Aníbal Troilo y el maestro Pugliese. Inclusive, las presentaciones del Polaco Goyeneche con sus dos bebés artísticos que después tanto dejarían al tesoro del tango: Adriana Varela y Cacho Castaña. Adriana es, casi por acuerdo implícito, la intérprete con más estilo de tango-casi-hablado, al mejor estilo Goyeneche. Y Cacho, cuentan que casi lo hizo desmayar al Polaco cuando le regaló en vivo la canción "Garganta con arena", es uno de los grandes poetas atorrantes de la noche porteña.

Sobre los '70s comienzan a emerger nuevas formas con el empuje de Astor Piazzolla. El fenómeno trajo controversias, en el sentido de que más de la mitad de tangueros solía decir "eso no es tango". Lo único que solía responder el maestro marplatense cuando de eso se le preguntaba era "ni siquiera nosotros sabemos lo que estamos haciendo. Simplemente, estamos explorando nuevas formas". Del modo que fuera, Astor Piazzolla había comenzado su brillante carrera en orquestas clásicas y había demostrado una evolución tan genuina como genial. Y, lo más importante, su obra estaba representando una renovación que el género estaba necesitando desde su recaída posterior a los '40s. Desde entonces, nuevas generaciones de músicos y bailarines han surgido con una fuerza descomunal, generando nuevas formas sociales y culturales, ahora difundidas de manera más técnica a nivel productos turísticos. Pero el tango, señores, la esencia del tango, sigue siendo algo muchísimo más grande, histórico y complejo que un tour por La Boca o un café en Boedo o San Telmo.

¿Y qué decir del tango electrónico? Personalmente, respeto que haya gente sensible (artistas) que exploren día a día nuevas formas. Hay trabajos muy interesantes, si se trata de citar experimentaciones de sonidos, ritmos, ensambles y flashes históricos. De todos modos, prefiero los que se basan en ritmos de siglo XXI y ensamblan flashes y sampleos de los '20s y los '40s porque hacen sentir esa "mezcla milagrosa" que es la esencia del tango. En una maravilla como lo es el tango -con un siglo y medio de vida y donde son tantos los sampleos pueden ser extraídos- el arte radica verdaderamente en el modo de mezclar los elementos. Y no se trata sólo de escucharlo, sino también de bailarlo.

Las orquestas, cantores y nuevos exponentes tampoco han dejado de aparecer. Desde orquestas clásicas tipo Lisandro Adrover y El Arranque hasta tríos con guitarras como San Telmo y los Bardos Cadeneros. Son centenares y no quisiera los maravillosos exponentes que tenemos, que no quisiera pecar por olvidos. Entre las voces que marcan punta tenemos a Ariel Ardit, Lidia Borda, Alicia Vignola, mi admirada María Volonté, Paola Torres, etc.

Por todo esto y muchas otras cosas que ahora no vuelco es que afirmo a los cuatro vientos mi pasión por el tango. El tango es y hace nuestra historia rioplatense. El tango es parte de nuestra identidad y por él se nos reconoce. El tango expresa como ninguno un sentir compartido con nuestros semejantes. El tango guarda para el hombre y la mujer los lugares que la sociedad de hoy en día está dejando desdibujar en nombre de la igualdad de géneros. El tango inspira a gente de varias generaciones. El tango no para de renovarse, aunque corra el almanaque. El tango se compone, se canta, se baila, se recuerda, se interpreta y se comparte con muchos otros, porque desde su etimología ha sido marcado eso de ser un "lugar de encuentro", y no sólo me refiero a encuentro de personas, sino también de emociones, de razas, de culturas, de visiones, de proyectos y expectativas.

¿Habrá un mejor objeto para nuestro deseo de estar vivos?

 

F.M.

Sunday 3 August 2008

Pellegrini, retorno al origen

Bueno, es cierto que les debía fotografías de aquel poblado bonaerense en que he vivido buena parte de mi adolescencia, he completado mis estudios intermedios y mis padres habían decidido asentar casa luego de tantas mudanzas en las espaldas y debido al trabajo que en vida había desarrollado mi padre. Pretendo que esta entrada tenga el sentido de un retorno al origen no sólo desde lo individual, sino también desde lo societal.

Pellegrini es un pequeño pueblo de gran corazón que me ha dado mucho: espacio vital, estudios, trabajo, posibilidades para mis padres, etc. Tiene una historia muy rica que comienza con el siglo XX, en pleno desarrollo nacional que por entonces extendía un ferrocarril que significaba progreso, prosperidad, transporte y comunicación. Las noticias de Buenos Aires llegaban con El Expreso, y el paseo por la estación era una actividad obligada. Mi abuelo paterno, que ya desde entonces conducía locomotoras, me había contado todo lo que eso significaba en los poblados del interior. Luego, con la llegada del automóvil, con la evolución de las ideas de progreso, con la emergencia de nuevas formas de comunicación y con la incorporación de la eficiencia como criterio de reestructuración sistemática se fueron montando capas grises sobre esta verdadera fuente de identidad social, transformando esos edificios finiseculares -con mobiliarios y tecnología ingleses- en no-lugares posicionados al margen de la aldea global del siglo XXI. Siempre me impresionó tomar fotografías con ese sentido arqueológico, en el que la imaginación del observador es la que completa "lo que pudo haber sido".

El edificio municipal de Pellegrini tiene un espíritu espacial que también engendra subjetividades estratificadas representantes de todas las épocas transitadas. La plaza central, los boulevards perpendiculares y los edificios de las instituciones básicas del período fundacional reflejan el espíritu de la época. Por supuesto, también hay testimonios, canciones, fotografías, objetos y anécdotas narradas por los propios protagonistas del lugar. Otro punto que no debe dejar de ser considerado es que en los últimos años se han hecho estudios y valoraciones históricos y antropológicos para rescatar este tipo de elementos identitarios con motivo del siglo de vida cumplido hace poco. Inclusive, no hace muchos años se inauguró un museo que almacena todo un patrimonio comunal constituido en base a la contribución de objetos aportados por los vecinos del lugar.

Los silos, las calles anchas, los espacios verdes, el anfiteatro, la terminal de ómnibus, los clubes sociales, el Banco Provincia y los pubs completan la escena de un Pellegrini que se caracteriza por una fuerte cohesión social entre sus habitantes, un sentido fuerte de comunidad y la producción de talentos para todos los rubros: las artes, las artesanías, los deportes, etc. Los chicos gustan de aprender a bailar danzas folklóricas, a ejecutar instrumentos musicales y a desarrollar otro tipo de habilidades y destrezas culturales y/o deportivas que nos han hecho quedar muy bien en competencias regionales y provinciales.

Por último, no quiero dejar de señalar a la gente que hace cotidianamente, que valora al otro, que colabora con las iniciativas locales, que comunica en los medios, que participa socialmente y que se siente parte de una comunidad que los incluye en un proyecto de inserción regional que, por estos días, no está teniendo las mejores condiciones, pero que nunca deja de imaginar un futuro próspero y compartido; y es éste el elemento central hacia el que debe conducir toda operación de retorno o referencia como la de esta semana.

F.M.